lunes, 6 de septiembre de 2010

ausente no es

la que se ha ido
sino la que
nunca vino

o peor aún
es la que vino
pero nunca
estuvo

la ausente
se vedó
para mis ojos

se termolaminó
para las yemas
de mis dedos

y se negó
a que yo supiera

que algo pequeño
o tal vez grande
o transparente
o difícil
o remoto
existe

al otro lado
de este miserable
llanterío

dejaré en las noches
encendida
un flor de luz
en mi ventana

para que vengan
a sentarse

las hadas

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