la que se ha ido
sino la que
nunca vino
o peor aún
es la que vino
pero nunca
estuvo
la ausente
se vedó
para mis ojos
se termolaminó
para las yemas
de mis dedos
y se negó
a que yo supiera
que algo pequeño
o tal vez grande
o transparente
o difícil
o remoto
existe
al otro lado
de este miserable
llanterío
dejaré en las noches
encendida
un flor de luz
en mi ventana
para que vengan
a sentarse
las hadas
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